Tras las elecciones autonómicas del pasado domingo 1 de marzo, España es hoy ya un poco menos regionalista, debido a la perdida de representación del BNG y del PNV. Es lo que considero más relevante de toda la reorganización política que se va a dar en esas dos comunidades.
De hecho la reorganización política, y según las últimas declaraciones de Patxi López -candidato socialista en el País Vasco-, puede que sea mucho más profunda si el PNV estrena la oposición; no olvidemos que éstos prestan su apoyo a Zapatero en Madrid, y que probablemente lo suspendan si pierden el poder en las vascongadas.
Y aquí surge la necesidad de un nuevo dimensionamiento en los diálogos nacionales, los cuales vienen produciéndose entre la Presidencia del Gobierno y los partidos mal-llamados nacionalistas. Esperemos que José Luis Rodríguez Zapatero tome la nueva orientación que le indican las urnas, que es la de gobiernos fuertes con partidos de carácter nacional, guiados siempre por los intereses generales de España.
Nunca es tarde si la dicha es buena.