He terminado de leer un libro, que en principio no me llamaba nada la atención. Simplemente era un libro de un filósofo,  pero al final habla de mucho este filósofo. Se trata de Robert Redeker, intelectual filósofo a favor de la laicidad, con ideología de izquierda y de religión cristiana.

Básicamente, su publicación llamada Atrévete a vivir, es un llamamiento a la libertad de expresión, la cual en muchas ocasiones no deja de ser una simple guinda encima de un pastel de censuras y autocensuras.

Su libro es realmente un diario que escribe tras publicar un artículo en Le Figaro, el cual no se nombra ni cita en todo el libro, criticando al islamismo y al comunismo. Algo he encontrado en la red:

Como sucedía con el comunismo, el Occidente se encuentra bajo vigilancia ideológica. El islam se presenta, a imagen del difunto comunismo, como una alternativa al mundo occidental. A semejanza del comunismo de antaño, el islam, para conquistar los espíritus, toca la cuerda sensible. Se engríe con una legitimidad que perturba la conciencia occidental, pendiente del otro: ser la voz de los pobres del planeta. Ayer, la voz de los pobres pretendía venir de Moscú, ¡hoy vendría de La Meca! Hoy de nuevo los intelectuales encarnan este ojo vigilante del corán, como ayer encarnaron el ojo vigilante de Moscú. Excomulgan por ‘islamofobia’ como ayer lo hacían por ‘anticomunismo’.

A partir de ese momento, este hombre no puede volver a su casa debido a las amenazas, y los pocos apoyos que tiene al principio tienen miedo también. Se da cuenta de que sin cometer ningún crimen está preso de sus acusadores. Amenazas que llegan continuamente desde el mundo árabe, y críticas por su artículo en su propio país, terminan por ponerlo en cautividad en su propio domicilio para su protección, durante 3 meses.

La izquierda justifica lo que le está pasando debido a la rebeldía de su escrito, las organizaciones humanitarias pro derechos humanos tampoco lo defienden abiertamente, los  profesores compañeros que daban clase con él en su liceo, los padres de sus alumnos… lo tachan como un profesor de filosofía indigno. Ante tanto viento en contra, él tiene que atreverse a vivir.

Todo esto ocurrió en septiembre del 2006 en Francia.