En elecciones y en la vida política en general, ocurre que por lo general la gente, las personas, los votantes, se sienten identificados con un partido o con un dirigente.
Pero a veces los idearios de ese partido, o las políticas que está dispuesto a desarrollar no tienen nada que ver con las de ese votante. En ese caso estamos ante un caso de electoralitis o partiditis, que con el paso de la democracia cada vez viene siendo más acusado debido a que las promesas facilonas llegan mejor que el resto de políticas. Caso por ejemplo de los famosos 400€.
Además, es corriente que la partiditis sea más acusada, ya que también tiende la política a reflejar cada vez menos la voluntad del pueblo. Con lo cual, al margen de la vida política del día a día, o se vota por votar o no se vota, como consecuencia del desínterés. A esto contribuyen todos esos pactos pre o post-electorales que en cierto modo, desvirtuan el resultado del derecho democrático.
Como ejemplo de este robo de virtuosismo, están el pacto del Tinell y/o todos aquellos partidos dispuestos a vender su apoyo (a cargo de dinero del contribuyente) para aspirar a sus pretensiones más íntimas y poco generalistas (=sectarias, como le gusta decir al pequeño comunista). Al final todo se reduce por intentar apartar y silenciar al Partido Popular, y no manifieste lo que tuviera que expresar (para eso gozamos de libertad de expresión).
Por todo esto, son los llamados dudosos los votantes que, además de ser los que tardan en decidir su voto, son también los que mejor se informan o comparan antes de hacerlo, y no suelen sufrir esta partiditis crónica. Estos dudosos, son tambíen los que a lo largo de la legislatura siguen su evolución, su curso, lo que se hace y lo que no, lo que se dijo con lo se vio.
Al hilo de todo esto se podría hablar también del llamado bipartidismo, pero eso lo dejaré para otro día.
Seguro que a estas alturas sabes de sobra a que partido vas a votar, pero ¿te has preguntado alguna vez si los ideales de ese al que vas a votar son también los tuyos? A tal efecto, existe un simulador del voto, que te va a hacer unas cuantas preguntas y te dará a elegir unas respuestas, y al final te dirá a que partidos corresponden tus ideales y en qué porcentaje.
Seguramente, más de uno que hiciera este test se llevaría una sorpresa no muy grata, al igual que si se leyeran los programas electorales de los partidos.
¿Sabes a quien pertenece este, cuyos fragmentos son incongruentes? De antemano digo que no es del Partido Popular.
