Nociones de mercado laboral según el sentido común

La capacidad productiva viene determinada por la capacidad de añadir valor mediante unos factores de producción a unos inputs o materias primas iniciales. En el caso de hablar del sector terciario es directamente la capacidad de producir servicios y ponerlos a disposición de la sociedad para que los demanden los clientes potenciales.

Esa capacidad productiva, ese valor añadido a los inputs, referidos a todo un estado es lo que determina el Producto Interior Bruto, y las variaciones de éste determinará el crecimiento de ese estado en términos económicos.

Los entes individuales que producen son las empresas, y las hay de muchos tipos. Los factores de producción son también muchos, pero se pueden categorizar en factor capital y factor trabajo. Y las empresas, en función del aumento de demanda de su servicio o producto terminado, tiene que equiparse de más factores capital y trabajo, es decir, tienen que acudir al mercado de capital -financiación- y al mercado laboral -contratación-.

Obviamente, la empresa que ve aumentada la demanda de su producto no necesita incentivos para financiarse o para contratar, ya que la empresa se mueve por su propio cometido, que es funcionar, producir, crecer… Cuando el aumento de demanda de producto es pequeño, nulo o incluso negativo, la empresa no tiene necesidad de aumentar sus factores de producción, y por lo tanto, sin otros incentivos, la empresa tiende a no financiarse ni a contratar, porque evidentemente,  el objetivo básico de cualquier empresa es el beneficio.

El beneficio es la diferencia entre ingresos y los gastos: el resultado de la venta del producto demandado menos los costes de los factores productivos. Si el beneficio de una empresa es negativo, está en pérdidas, y de estar mucho tiempo en esa situación desaparecerá por completo. Para corregir el beneficio negativo, la empresa tiene que aumentar las ventas, pero si el beneficio negativo es como consecuencia de una disminución de la demanda, la empresa sólo puede corregir su situación disminuyendo los gastos.

¿Qué gastos reducirá? Pues reducirá en primer lugar los gastos variables. Si aún así sigue teniendo pérdidas, reducirá los gastos fijos; y si aún así sigue sin poder incrementar el beneficio, finalmente tendrá que reducir los propios factores productivos, reduciendo así su producción, desprendiéndose de financiación y de contratación, para no desaparecer. En definitiva, si a una empresa le va mal -independientemente del porqué le vaya mal- a los trabajadores les irá mal, y ahora a muchas empresas les va mal.

Porqué es acertada la actual reforma laboral

La actual reforma laboral ha tenido en cuenta básica y especialmente dos cosas, que son los desempleados y las empresas con riesgo de desaparecer. Es decir, es una reforma laboral para volver a poner en marcha la producción y rápidamente elevar el PIB. La inmensa mayoría de medidas de esta reforma laboral van en el sentido de incentivar y facilitar la contratación, lo cual, junto con la reforma financiera, puede hacer que las empresas que aún no han cerrado pero están en riesgo de hacerlo, se reactiven.

La reforma también tiene en cuenta que hay empresas que tienen riesgo de desaparecer y que tienen que disminuir sus factores de producción. El polémico abaratamiento del despido no es ni más ni menos que la flexibilización del mercado laboral acostumbrada en las empresas europeas, y que posibilita la evolución y adaptación a las circuntancias extremas, en este caso una grave disminución de la demanda y los ingresos.

Existe probablemente otro grupo de empresas que a la vista de las circuntancias han preferido esperar, y entrar un poco en ibernación, esperando que haya opciones más claras para maximizar beneficio, es decir, aumentar productividad. Esas empresas no tienen riesgo de desaparecer, pero con incentivos pueden aumentar la contratación. Esa es en realidad la única forma de disminuir el desempleo, que es el objetivo prioritario de la reforma laboral y del gobierno, flexibilizar el mercado laboral incentivando la contratación. Los despidos que se tengan que producir porque la empresa no tenga beneficios, no se pueden evitar; todo lo más que se puede hacer es enmascararlos, aplazarlos o «abaratarlos».  Y siendo desgraciadamente inevitables muchos de esos despidos en empresas que aún tiene que cerrar, ¿qué hacer sino facilitar la contratación? Este análisis macroeconómico puede parecer frío ante cada una de las historias personales de los 5.000.000 personas que el anterior gobierno desesperanzó por completo, pero no es ni más ni menos tan frío que el regateo que podamos tener con la tendera habitual por 0’10€.

Un dato que cabría analizar sería el tiempo promedio que un trabajador despedido tarda en encontrar un nuevo trabajo. En España estamos muy acostumbrados a escuchar hablar de parados de larga duración; también en EE.UU., aunque es menos corriente que aquí. Eso da una idea de ese promedio, que no está directamente en función de la formación del trabajador o de la productividad de la empresa, sino de la flexibilidad del mercado, es decir, de la capacidad de poder acceder fácilmente a contratación sin handicaps, ni letra pequeña ni burocracia innecesaria. Me sorprendió mucho por ejemplo saber que, en el colmo de reducir la burocracia en favor de la libertad, en Irlanda ni siquiera existe un documento de identificación personal obligatorio para los ciudadanos.

Los sindicatos dicen que no les gusta esta reforma laboral. Cuando la anterior reforma se aprobó hicieron una huelga general con consignas contra el mundo empresarial, y no contra la reforma. Pero evidentemente los sindicatos no representan a los parados, ni proponen nada para disminuir el desempleo. Evidentemente ellos se defienden para tener el máximo número de personas afiliadas a las que representen, y si esta reforma está en lo cierto, y la apuesta por la flexibilización y dinamización del mercado laboral y de la contratación, los sindicatos pueden de dejar de tener muchos afiliados.

De todas formas, ni el número de sindicatos, o de afiliados sindiales, o de liberados sindicales, o el número de huelgas generales o protestas contrarreformistas es significativo del buen o mal funcionamiento de la productividad de un estado. Y esta reforma laboral sólo será buena o mala para mejorar la economía, no por lo que digan míticos argumentos repetitivos advirtiendo de una catastrofe mayor de la que ya existe, sino porque se mejore la productividad y la empleabilidad, y desde luego sólo cuando esto ocurra habrá que pensar en que se ha avanzado algo.

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1 opiniones sobre “Nociones de mercado laboral según el sentido común

  1. Muy bueno el analisis. Tu lo has dicho, los resultados daran las razon.

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