Después ya de pasar la resaca de la jornada electoral, y con ella toda la cadena de acontecimientos previos a las elecciones, se vuelve un poco a la calma, pero una calma tensa, incierta y nubosa. Los inversores y las expectativas de los de negocios en general no tienen buenos vientos y la bolsa hoy casi ni se movió.

Toda la familia socialista rápidamente ha dejado claro que ha ganado el diálogo frente a la crispacíón, aunque quien no ha ganado han sido los asesinados por ETA, ni la última firma de los salvajes, Isaías Carrasco. Pero la hija de éste, sí se ha convertido en la «niña de Zapatero«, que echó a Rajoy de la capilla ardiente de su padre, y Patxi López aprovechó para ladrar.

Ha ganado la lógica de aquellos que bajo cualquier circunstancia, de forma respetuosa o sin ella, con las normas en su favor o en su contra, haciendo uso de la ética o obviándola, van a cada una de las mesas electorales a apurar el último voto con las técnicas piratas más refinadas. ¡Y ay de aquel que piense y mucho menos mencione nada contra la forma de actual de esta gente! Entonces pasas a convertirte en un antisistema, en alguien a discriminar, objetivo del pacto del Tinell, uno del PP.

Once millones de personas, votantes del Psoe, están de acuerdo con ese pacto discriminador, aunque luego digan alagos al diálogo. Unos cuantos o bastantes de ellos estarán esperando los 400€ una buena temporada, y otros tantos los 3000 € prometidos por Chaves o la casa…

Once millones de personas confían en unas intenciones, y ninguna de esas intenciones es buena para España.
Me guardo esto.