En estas fechas, en estos tiempos de tantos cambios, y en estos lares, a veces es curioso lo que uno «ve» cuando intenta repasar alguna línea de acontecimientos omitiendo en lo posible el paso del tiempo. Así se ven los cambios como si ocurriesen instantáneos.
Ahora está de moda, por ejemplo, el recriminar a niños, nuevos juegos, videoconsolas, dibujos de televisión… y el todo ese nuevo consumismo en general. Se tiene miedo de a donde puedan llevar esas nueva modas.
Pero por otro lado también se incoan al abandono de tradiciones que a simple vista siempre han sido normales, siempre han estado ahí presentes. Muchas cosas se tachan hoy como anticuadas como forma de desprecio. A lo que siempre ha sido normal, se le llama clásico. La sociedad reclama la seguridad de lo conocido, con la comodidad de lo nuevo, utiliza la justificación de arbitrario para romper con todo lo que llevaba tiempo pensando abandonar. Y de repente, llega un momento en que se da cuenta de que ha llegado a tal punto, que muchas modas, lo son sólo por serlo, y por olvidar la tradición.
Hoy la tradición son las fiestas navideñas, que se convierten en la moda, una vez más, de fiesta sin sentido. Si los regalos son por Reyes, la moda es que vengan con Papa Noel. Ayer era normal darle un cachete a un niño, hoy es ilegal, y mañana será clásico, aunque todavía tenemos que estar vigilantes vayan a poner, esos mismos niños, petardos en el colegio. Casi lo único que vende ya la tradición, son algunos anuncios de pizzas de la Casa Tarradellas.
La tradición no es más que la abuela de la moda, y a viejas llegan todas esas pasajeras por muy jóvenes que sean.
Aún con todo, a ver si 2008 es el año de la regeneración.
¡Feliz Año Nuevo!