Últimamente todo el movimiento independentista está bastante nervioso. Los motivos pueden ser varios, pero el principal es la cercanía de las elecciones generales.
Para mi sorpresa y por si era poco, hoy los informativos abrían con manifestaciones en el Pais Vasco, contra las últimas detenciones de etarras y por la independencia, y otra manifestación (no sé donde era) por la vivienda.
Y todos sabemos ultimamente como está también el tema quemar al Rey. Pero esto me recuerda más aquello que también fue en contra de los toros de Osborne en las autovías, o contra la Pantoja en Cataluña. En definitiva, una forma de los independentistas más originales de mostrar su malestar con los símbolos de España, o todo aquello que les pueda crear algún vínculo.
Aunque claro, dado que un rey es la figura también de la monarquía, los republicanos han aprovechado para hacer una traslación o ampliación del debate, un poco más moderado, pero erroneamente trasladado. Es a partir de esa interpretacion, cuando una vez más se cataloga a los de derechas de monarquicos, y a los que son de izquierdas republicanos, y si no defiendes la república no puedes ser de izquierdas (al menos ese es el razonamiento de el amigo Juan en relación al grupo Prisa). No estoy a favor del Rey por ser del Partido Popular, ni tendría que ser de IU para estar en contra. El Rey ya de por sí tiene sus pros y sus contras.
Los que somos de centro creemos que hay una forma para cambiar las cosas, si es que hubiera que cambiarlas que sería lo primero a examinar, y esa forma de cambiar las cosas no es quemar banderas nacionales ni alzar preconstitucionales republicanas. Y por eso, todo esto de muñecos ardiendo, retratos monárquicos y fuego no me parece más que otro cóctel molotov contra la ley y la corrección; para tensar un poquito más las poco rígidas ideas sobre España de los socialistas que nos gobiernan.
Todo lo anterior en cuanto a las formas, que en cuanto al fondo sólo quiero decir una cosa: ya tiene España bastante fama y tendencia a la corrupción como para permitirse un jefe del estado eventual. Me proporciona más seguridad una persona, sin papel político de ningún tipo, y preparándose desde un inicio para ese menester. O al menos no querría imaginarme un Felipe Gonzalez como presidente de la república.