De los plenos mensuales y la representatividad de los concejales

En el pleno ordinario de ayer quedó patente otra vez cierto estado de embriaguez política. Un pleno con un largo orden del día donde casi la mitad de los puntos eran «dación de cuentas», pocas soluciones a nada, y como no, la dosis correspondiente de reconocimientos de deuda y modificaciones presupuestarias. La verdad, no sé cómo a unas cuentas tan amorfas, y cada vez más, se les pueden llamar presupuestos municipales.

Las daciones de cuentas son una cosa que están muy bien. No se discuten, están predecididas y cerradas, y luego se utiliza políticamente lo que le interesa al grupo que las haya cocinado junto con su pinche. Es la política de hechos consumados utilizada para la política de la pancarta, de la fotito en Facebook, del eslogan de intenciones, de las medallitas … del populismo y el sentimentalismo al que un grupo de políticos siente predilección.

Por cierto que ayer se jactaron de que el grupo de gobierno cumple con su jornada laboral. Ya sólo faltaba eso, que ni siquiera eso cumplieran. Lo que hay que ver es en qué la emplean. Supongo que una parte será en lo mencionado, preparar daciones de cuentas según sus «prioridades», hacer pedagogía de la mansedumbre y dar de comer a las palomas de la plaza si las hubiera.

f1a41e9d80bb4ccca6e51b0b2d50ca52Mientras tanto, pues en detrimento de la informacion, la transparencia y el ejercicio de la democracia de la corporación como de todo el pueblo, los plenos siguen siendo cada 6 semanas -será por eso de que la virtud está en el medio, ni en 8 semanas ni en 4, aunque yo lo llamo la tibieza de la insensatez-. Ha tenido que llegar un gobierno de un partido que en todos sitios dice que es asambleario, para limitar y reducir el máximo órgano de expresión de la democracia en Fuente Palmera. Hacía mucho que no pasaba esto, y cuando pasó la última vez, se puso el grito en el cielo, por parte de voceros y palmeros fieles a la revolución bolivariana.

Y es que ayer se presentó una propuesta solicitando volver a los plenos mensuales, y el mejor argumento que se expresó para no hacerlo así es que cuando hay un pleno el ayuntamiento se paraliza. Sí, tal vez estés pensando lo mismo que yo: «valiente contradicción!». Afirmar que el ayuntamiento se paraliza por un pleno, es lo mismo que decir que el ayuntamiento funciona mejor sin plenos, que el ayuntamiento funciona mejor sin votar nada ni proponer nada, que ayuntamiento funciona mejor sólo con 4 concejales (funcionando con sus inamovibles prioridades) que con 17 que representan a todo el pueblo. ¡Está bien, sí, adoptemos el arbitrario criterio de una sola persona para gobernarnos a golpe de botonazos en «Me gusta» y llamemos a eso democracia participativa! Aunque se me ocurre algo aún mejor. A mi hijo en el cole le ponen pegatinas con caritas sonrientes, se me ocurre qué… No, mejor no, en pocos días habría escasez de caritas sonrientes en la comarca entera.

Hablando más en serio, todo esta cascada de razonamientos lógicos tienen un punto crítico, una cuestión sin la cual todo lo demás es inaplicable, una función que en matemáticas se conoce como «si y sólo si». En esta caso, todo es válido si, y sólo si, verdaderamente los concejales de la corporación ejercen y saben ejercer la representación popular de la que son titulares. Algo que ayer, y precisamente en este punto de resolver si los plenos deben ser mensuales o no, de resolver si es mejor 4 o 17, se puso en interrogante.

  • Ayer uno de los grupos municipales se abstuvieron casi aduciendo no ser representantes. Creo que en un obvio confusionismo entre partido político y grupo municipal. Tenían que consultar con su asamblea. Asamblea que no es representante del pueblo, concejales que sí deben serlo. Ser concejal, formar un grupo municipal significa ser representante con todo lo que ello conlleva. No imagino a ningún líder/representante al que se le pregunte algo tan básico y responda con cuestión similar. Al menos les honra la sinceridad en la respuesta y en el planteamiento sin dobleces.
  • Ayer también otro grupo votó negativamente cuando previamente había argumentado favorablemente. Le parecía mejor volver a la sensatez mensual, a la periodicidad aritmética, a abrir ventanas y descorrer cortinas; pero luego votó NO. ¿Qué pasó entre una cosa y otra? Pues otro fallo de representatividad política democrática significativo y grave a mi parecer. Una de las supuestas representantes del pueblo fue llamada a consultas entre el público, cual embajadora abandona su bandera en tierra hostil. La bandera que abandonó en este caso, permítaseme la metafora, fue precisamente la titularidad de representatividad, dando paso y permitiendo lo que otras veces también ha sido muy criticado en los plenos de toda la vida: que el público se entrometa en la libertad del pleno, en sus resoluciones y en sus argumentos. Luego, la embajadora volvió con las instrucciones pertinentes para comunicarlas diligentemente. Presiones externas llamaban a esto no hace mucho tiempo.

Por último, no quiero dejar de mencionar también una propuesta grandilocuente, magnífica, la gente aplaudía, la muchedumbre gritaba. Ayer se propuso que los acuerdos de pleno se cumplan y se ejecuten. Por supuesto fue aprobada por unanimidad, aunque no quiero ni pensar que hubiese pasado si hubiese salido rechazada. De haber sido así, el pleno estaría diciendo que los acuerdos de pleno no deben cumplirse. Si ese hubiese sido el resultado -menuda paradoja-, tal vez empezarían a cumplirse por eso de la psicología inversa que también es exitosa con los niños de colegio.

Pero claro, todo esto sólo es a grandes rasgos…

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