¿Está la administración de justicia siendo objeto de re-estructuración y condicionamiento para unos fines que preocupan a los españoles? Esta pregunta es la que deben hacerse no pocos políticos que dicen preocuparse por el bienestar de los ciudadanos, pues por las últimas encuestas del CIS, sabemos que lo que más preocupa a todo el mundo es la situación económica de su casa, de su familia, su empleo y su bienestar inmediato.
Sin embargo, vemos como de forma sistemática un determinado sector político están empecinados en orientar sus esfuerzos hacia políticas que, si bien pueden estar justificadas bajo otros argumentos y motivaciones, se están llevando a cabo de una forma nada democrática, y al mismo tiempo están infravalorando la prioridad principal de este país. Tanto la causa del juez Garzón como la del Estatuto de Cataluña se han convertido en banderas políticas, aunque pertenezcan primitivamente sólo al ámbito de lo legal y lo judicial. Y esa corriente o sucesión de problemas de actualidad con sólo carácter político, parece no tener fin. Desde la derogación del Plan Hidrológico Nacional hasta la actualidad hemos pasado por la ley de Memoria Histórica, la ley del aborto, el tema de la huelga de jueces, aquello de los brotes verdes… y parece que pronto va a venir la ley de libertad religiosa y la ley de legalización de la eutanasia.
Todo esto ocurre, mientras en otro plano de la realidad se ve inactividad por la calle. Me preocupa que en mi pueblo, como seguro también pasa en muchos otros, cada vez cierren más establecimientos y hay más locales en alquiler; más personas me dicen que están parados y otros están decididos a probar suerte otra vez en los «hoteles». Por la mañana, a penas circulan coches por la calle, y mucho menos vehículos comerciales. Algunas personas con un puesto de trabajo fijo me dicen que no saben que hacer, que el jefe les debe más de un millón de pesetas en nóminas atrasadas, y no sabe si irse del trabajo o aguantar sin cobrar. Hace pocos días, uno de Aguilar de la Frontera afincado en Málaga, me decía allí hay tanta crisis como en Córdoba, y que siendo él de izquierdas como la mayoría de los cordobeses -decía el hombre- no cree que esta situación se la perdone a su partido por mucha memoria que recupere.
Mientras todo esto ocurre, y a pesar de que las soluciones no van a venir de fuera, el Banco Central Europeo le dice a España que es el mejor ejemplo de mala gestión fiscal, la bolsas europeas bajan como preludio de la bancarrota de Grecia, y España debido a la fragilidad económica se resiente más que ningún país de la zona euro en su mercado de valores. A este lado de la frontera, estamos a punto de celebrar el día del trabajador, el 1 de Mayo, que como ya decía en un artículo anterior, en otros países se celebra el día del trabajo, no el del trabajador. Ese mismo día hace dos años se hablaba de desaceleración del crecimiento, y hoy se habla de haber tocado techo. Pero lo cierto es que con las cifras que se manejan a día de hoy, pronto será más abreviado hablar de quienes trabajan, que mencionar a los que están desempleados (a pesar de la tramposa dialéctica de los términos estadísticos empleados).
En España la cifra de trabajadores no llega a los 19 millones de personas, y los desempleados oficialmente rozan los 5 millones. Estos datos erróneamente proporcionados por el INEM son sólo del primer trimestre del 2010. A punto de subir los impuestos a todo el mundo a partir del inicio del tercer trimestre, y de pasar un verano en el parece que no va a ser muy destacado el turismo, quien sabe donde estará el techo que Chaves afirma haber tocado junto con Zapatero.