Las recientes convocatorias electorales -europeas, autonómicas y locales- dentro de la legislatura de gobierno que llevó a Mariano Rajoy Brey a ocupar la Moncloa, están mostrando la cercanía de un posible punto de inflexión.
Viniendo de unas elecciones generales adelantadas por Zapatero, debido a una crisis moral, institucional, económica, laboral y social inmanejable por el anterior mandatario, la luz arrojada hasta ahora, y el camino emprendido por Rajoy parece insuficiente, a pesar de los muchos cambios, reformas, y en definitiva, decisiones de gobierno.
Las últimas elecciones del 24 de mayo han cuestionado la idoneidad incluso dentro del PP, que el actual presidente se postule de nuevo como candidato. Y es que, a pesar de que el Partido Popular ha sido el más votado en términos absolutos de votos en todo el territorio español, hay una lectura de tendencia al castigo mayor de la esperable. Como he reflejado en otros artículos en este blog, lo más preocupante es la abstención del votante que sabiendo que la mejor opción es el PP, prefiere no votar. Las voces críticas han empezado a hablar a ese respecto.
Pero ¿qué es lo que ha hecho mal el PP? Para expresar esto, lo mejor es hablar por mí mismo, por mi sensación y percepción, que a grandes rasgos es la que sigue.
En primer lugar, el gobierno de Rajoy se ha comportado como reformista en todo lo referente a medidas de tipo económico y social, pero sin haber dado del todo el do de pecho y haber hecho reformas de calado más profundo, como una reforma de la administración general del Estado. Algunos presidentes autonómicos sí han sido claramente valientes en disminuir gastos no imprescindibles, para no tener que hacer mayores recortes en partidas claves como educación y sanidad, disminuyendo el gasto en políticos, o en televisiones autonómicas u otros elementos que se han ido creciendo en demasía, en la época del gastar por gastar. Rajoy ha debido demostrar antes que el tan nombrado sacrificio de los españoles para salir de la crisis es idéntico en proporción en todos los ámbitos. Entre otras cosas, los Fondos de Liquidez Autonómica como línea de crédito a las autonomías de Andalucía, Cataluña y Valencia, han permitido que estas comunidades siguieran con su tendencia de gastos «no imprescindibles».
En segundo lugar, toda la política antiterrorista, toda la comunicación y toda la toma de posturas han dejado ver un perfil político de nivel bajo. Da la impresión de que, con tal de no entrar mucho en la cuestión, se prefirió que cuando se estaban dando la excarcelaciones debido a la anulación de la doctrina Parot, todo pasase los más rápido posible. No se mantuvo una posición firme en defensa de las libertades y de la democracia. Y así muchos referentes que estaban en la primera línea de esa defensa, abandonaron el PP. Tales son los casos de Ortega Lara, María San Gil, o también, el mal gesto de dejar irse a Jaime Mayor Oreja, que no tuvo que abandonar porque directamente se le dejó olvidado. Estas salidas no sólo fueron negativas por sí mismas, sino también porque supusieron la entrada de otras personas, también de perfil bajo, en sus lugares, y porque dieron lugar a la formación de círculos críticos cercanos y contrarios al PP.
En tercer lugar, a nivel del partido, no ya de gobierno, la política llevada a cabo se ha centrado en intentar recoger las migajas del Psoe. Es decir, el Partido Popular lleva tiempo errando en intentar convencer a los disidentes del Psoe, que se desencantaban por el viraje de éste hacia posturas más de izquierda; diciéndole que el votante centrado, coherente, el votante con sentido de Estado, de estabilidad y gobernabilidad tiene su mejor opción en el PP. Esta teoría ha sido un error manifiesto, en el momento que otros partidos más a la izquierda del Psoe han intentado también recoger las mismas migajas. Ahora todo el partido se encuentra con el paso cambiado, sin tener una línea clara de como actuar y como eliminar la ambigüedad que el votante de derechas ha castigado, bien con su abstención, o bien votando a otros partidos recientes, cuya ambigüedad es asumible por su novedad, pero que compensan con la ilusión y el idilio del amor a primera vista. En vez de votar a un partido que defendía valores, han preferido votar a otro que está en trámite de definir los suyos propios.
A este respecto, el PP se ha deshecho de bastantes principios intentando enamorar, menospreciando la indignación que puediera alcanzar su electorado habitual. Para resarcir ese menoscabo, lo único que puede alegar es su logro en salir de la crisis, que ciertamente se está saliendo, pero es algo que tendría por obligación cualquier gobierno. La prioridad de la economía y el empleo es lógica, pero no renunciando a lo ya pactado con tu electorado.
También como partido se ha amilanado a la hora de presentar nuevas leyes o modificaciones de leyes que iban por el buen camino, antes de ni si quiera hubiesen estado en trámite de aprobación en su redacción original. Ha pasado por ejemplo con la reforma de la administraciones locales, o con la reforma de la ley electoral, o también, como no, con la reforma de la mal llamada salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. El PP se ha plegado al «lo que la gente dirá», antes de que la gente dijera nada, cuando los únicos que decían algo -y siempre en contra- eran el resto de partidos, que, a pesar de ser muchos en número, son menos en representatividad.
El resumen de todo puede ser sintetizado en el adjetivo condescendiente sin causa.
Ahora el PP tiene tareas pendientes. Se dice, se espera, que Rajoy reforme el gobierno y reforme los cargos del partido. Para el próximo jueves se anuncia una reunión de la junta ejecutiva nacional. Diversos foros se preparan de cara a esos cambios, y de cara a las elecciones generales. Realmente sólo hay una solución y ésta empieza por acercar el partido a sus militantes, dejando de contemplar las bases como un mero campo de cultivo a cosechar de cuando en cuando.
Relacionado con todo esto, ya presenté en el último congreso provincial de Córdoba, el 14º, las enmiendas pertinentes, y haré lo propio en el siguiente evento congresual, debate o foro.
Lo que va a ser del Partido Popular,
Buen articulo Rafa. Coincido totalmente contigo.