La última tremenda contradicción, al más difícil todavía, es la que se ha propuesto el Gobierno de España, gobierno socialista, de acoger a presos de la archimencionada Guantanamo, y al mismo tiempo sancionar a quienes acojan inmigrantes sin papeles con hasta 10.000€ de multa.
La sanción, porque ahora estén como locos intentando evitar los inmigrantes, sólo es llamativa cuando hacemos referencia a la regularización masiva, abanderada del incipiente gobierno ZP allá cuando todavía recibía sus primeros cursillos de economía acelerada. Aunque, no obstante, de por sí es una medida más a la desesperada, sin pies ni cabeza, que pretende disuadir mediante el castigo ejemplar, casi al estilo del carnet por puntos.

Por eso, lo más llamativo es lo referente a Guantánamo. Que España se convierta en un país de acogida de unos presos sin cargos, cuya inociencia e injusta encarcelarción ha sido reiterativa, y que además sea un país como Estados Unidos el que pide «ayuda» para ocuparse de esos presos, a una España ya saturada de inmigrantes según las últimas rimbombantes noticias… pues no deja de ser curioso.

No digo yo, Dios me libre, que nuestro país deje de ser un benevolente país con servicio de acogida al asilo político, forma burocrática que han de elegir para acometer la misión; sino que, en el caso de mantener la postura crítica con Guantánamo, en lo que respecta a presos encarcelados sin cargos, es absurdo que ésos sean objeto de un asilo político, pues lo que les corresponde es la reinstauración de la libertad, y en su caso, la correspondiente indemnización y oportuna reinserción.
¿En qué se convierten aquéllos inocentes de Guantánamo acogidos a través de ciertas condiciones socio-políticas, sino en un número, un certificado o un símbolo?¿Qué es lo que persiguen esas personas una vez sean puestos en libertad? ¿Alguien les ha preguntado si al salir quieren recibir un trato de favor y estarles agradecidos a alguien sin motivo? ¿No querrán, más bien al contrario, que se les restaure su dignidad y su completa libertad? ¿No será que se está dispuesto a cometer tal contradicción hipócrita con el mero fin de exhibir un trofeo en forma de exconvicto de acogida?

Y tal vez la pregunta que más intriga pueda suscitar, ¿son inocentes todos los encarcelados actualmente en la Bahía de Guantánamo?¿Qué ocurre con los que no están libres de imputaciones?
Esta misma pregunta, es obvio que se la ha hecho el propio Ministro Moratinos, pues lo primero que han pedido a Obama, como condición sí y sólo sí, son los expedientes de los encarcelados. Cuestión la cual vuelve a ser objeto de contradicción, pues viola la intimidad y la protección de datos personales. Más aún cuando se está el reabriendo el debate en torno a la libertad vigilada tras cumplimiento de sentencia penitenciaria para reos por violación, y las posturas generales de los jueces se están expresando en contra.

Bajo mi consideración, y siempre a grandes rasgos, lo que tenemos sobre la mesa y con nombre de música salsera cubana -guantanamera-, no es más que un intento de gesto simbólico fuera de tiempo y forma, que a la larga puede ser argumento de efecto llamada, efecto que se quiere corregir hoy. Otro gallo cantaría en otras condiciones mundiales económicas y sociales.

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